A principios de la década de 1980, la guerrilla colombiana inició un diálogo con el gobierno. Por su destacado trabajo periodístico, Laura fue nombrada por el entonces presidente para integrar la Comisión de Paz, Diálogo y Verificación.

Luego de algunos meses de dedicarse completamente a esa tarea en medio de una gran tensión política, recibió amenazas de muerte y tuvo que salir del país y exiliarse durante seis meses en México. Con el paso de los años continuó escribiendo novelas, que fueron muy bien recibidas, ganando premios en México, Italia y España. Los libros de Laura concentran sus tres pasiones: la política, el periodismo y la libertad.