Su abuela la acostumbró a admirar la ropa, las telas y los colores. Cuando creció, comenzó a trabajar para un famoso diseñador de moda en Caracas. En 1980 se mudó junto con su esposo a Nueva York y entabló amistad con el artista Andy Warhol y su círculo. Pronto comenzó a destacarse en las crónicas sociales como una de las mujeres más elegantes. Por recomendación de la editora de la revista Vogue, sacó su propia línea de ropa. Aunque tuvo un nacimiento modesto, la marca se transformó poco a poco en una gran empresa, con locales propios en varias ciudades y lanzamientos mundiales.

Carolina ha ganado muchos premios, como el de “Diseñadora del Año”. En 2018 se retiró como directora creativa de su propia marca. Sin embargo, su legado continúa construyéndose por medio de la casa de moda que lleva su nombre.